Cansada, agitada, respira profundo mientras saca un cigarro de su bolsa de mano; el cabello revuelto, negro, ondulado, le cubre la cara mientras escucha a su amor respirar profundamente recuperarse del intenso mar que atravesó esa noche.
El se tiende en la cama y la abraza, acaricia esa serpiente que le recorre la nuca y le llega por la espalda hasta donde se encuentra el jardín secreto de sus deseos, besa su cadera; la sal, la ternura estremece sus labios y eriza de deseo su piel.
- ¿me amas Fausta?
- te amo, mi amor.
- ¿ me amaras toda la vida?
- toda la vida es mucho tiempo que no puedo prometer, mi fuerza no dura tanto y mi corazón no lo soportaría. Te prometo que te amare mientras sigas tocando mi alma con tus suspiros, mientras tu aliento inunde mi cuerpo vacío y hasta que mis lagrimas enjuguen tu soledad.
El humo invade la habitación a medias iluminada por la luz que se proyecta desde el televisor, en el silencio los amantes prometen viajes eternos de amor y esperanza que no pueden cumplir, dioses que viven en la puerta los conducen a soñar en futuros inciertos de los que jamás podrán regresar…
Cansados por segunda vez rendidos en ellos mismos se preparan a hacer el viaje cíclico de morir, atravesar el túnel y ver la luz al final.
- ¿Sabes que no puedes ser mío completamente?
- Soy tuyo Fausta por ahora soy tuyo…
Un hilo de sangre corre del cuello moreno de Sebastián, tibio, inmóvil ante la terquedad de la posesión de la amada. La belleza del amor salvaje estruja el corazón de Fausta, tomo lo suyo arranco el si a fuerza de sus besos.
Con mordidas de deseo cautivo a su amante para siempre, con la ternura que da la muerte espontanea, absorbió el espíritu del joven, si son para siempre las promesas, son cumplidos los votos hechos en talamos inmaculados, purificados por el sudor de dos seres entregados al festín de la carne.
No respira, no se mueve, Sebastián duerme ahora eternamente, los brazos de Fausta lo envuelven, y ella acaricia el rostro amado, mece los cabellos ensortijados, besa su frente una y mil veces.
- Amor eres mío para siempre, y yo te pertenezco !soy tuya!, amor siempre serás mi amor, duerme ángel mío, duerme que yo cuido tu sueño, no temas nada te molestara, no temas al día, ahora nada debemos temer, si mi amor, aquí estaré cuando despiertes.
Abrazados, los amantes permanecen unidos aun cuando el sol matutino les da en el rostro, no se inmutan, su amor es mas grande que la vida.
Su amor…
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