Cuando duermas, mi bella tenebrosa,
en el fondo de un monumento construido con mármol negro,
y cuando no tengas por alcoba y morada
mas que un panteón lluvioso y una profunda fosa;
cuando la piedra, oprimiendo tu pecho temeroso
y tus costados que ablanda una encantadora indolencia,
impida a tu corazón latir y querer,
y a tus pies correr su atrevida carrera,
la tumba, confidente de mi sueño infinito,
(porque la tumba siempre comprenderá al poeta),
durante esas largas noches en que el sueño se encuentra desterrado,
te dirá: ¿de que te sirve, cortesana imperfecta,
no haber sabido lo que lloran los muertos?,
-Y el gusano roerá tu piel como un remordimiento.
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario